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Escorts Caballito

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Relatos sexuales: La chica del Parque Rivadavia

Escorts Caballito - Luxamons.com

Por “El aprendiz”

El Parque Rivadavia es un clásico para los coleccionistas, principalmente los de música, comics y algún otro hobby de cartas o juguetes entre otras tantas cosas.

Como me gusta coleccionar historietas, suelo ir cuándo estoy de paso los días de semana o como plan de algún sábado o domingo, y obviamente cuándo el tiempo y las ganas acompañan, incluir en la ruta alguna visita a alguna bella escort.

En el barrio de Caballito la oferta es muy variada, asique en una visita semanal al parque, aproveché para agendar a varias y tirar un mensaje repetido para dejar que el azar me guíe hacia una buena experiencia.

Ese día terminé eligiendo a una chica que por sus fotos y presentación, debía tener unos 22 o 23 años, me indicó un departamento de la calle Acoyte al que me ridigí durante una hora de la tarde. Punto en contra si pensaba lo transitada que es esa avenida, ¿pero que lugar no es transitado en este barrio?

Me bajó a abrir y para mi sorpresa era mejor que en las fotos; tenía el cabello largo, lasio y de color negro puro. Su carita era pequeña y parecia muy delicada. Flaca, con un busto enorme y unas curvas mucho mejores, debía medir 1.70, era una nena perfecta.

Me invitó a esperar en su habitación, y se me apareció en ropa interior roja, lo cuál me encendió inmediatamente.

Comenzamos a franelear, luego de unos minutos los besos ya eran de lengua y muy intensos, no me alcanzaban las manos para tocarla toda. Lamí sus partes y ella comenzaba a gemir cada vez más rápido; me pidió que se la meta y la puse en cuatro. Aquí traté de aguantarme porque quería más acción. Pasamos a un 69, luego la puse contra una mesa de la habitación dándole de atrás y fuimos a la cama a hacer el misionero, hasta que ella me pidió que le dé “toda la lechita” a lo que no pude ni resistir, ni aguantar mas.

Fue increíble, era hacer el amor con una de casi mi edad y que ambos compartamos esa energía sexual que nos enciende nuestras hormonas.

El tiempo se me terminaba, pero antes hubo algunos minutos para una charla. Le conté que andaba por ahí porque solía ir al parque y para mi sorpresa, me contó que era cosplayer, fanática del manga y el animé, toda mi imaginación comenzó a volar en ese momento. Me decía que a veces, antes o después de su jornada, también pasaba por el parque a recorrer, mirar o comprar algo.

Todavía tengo pendiente volver a visitarla, y ya en la próxima, pedirle que me reciba con algún cosplay. Sin embargo, lo más lindo es que me la volví a encontrar dos veces de recorrida en el parque, una vez la vi de lejos, otra la saludé y me dio la impresión de que se acordó de mi. Si me sigue dando vueltas en mi cabeza, tendré que ir más seguido al barrio de Caballito.